lunes, 19 de diciembre de 2011


La Malvasía Cabeciblanca: el pato de pico azul 

La malvasía cabeciblanca (Oxyura leucocephala) es un ave singular, tan curiosa y extraordinaria como su propia historia sobre el planeta. De aspecto rechoncho, este pequeño pato buceador tiene la cabeza grande, las plumas del cuerpo de color castaño, la cola normalmente alzada y el pico abultado que se torna azul celeste en los machos durante el período nupcial. Originaria del Continente Asiático presenta actualmente dos poblaciones bien diferenciadas, tanto en el ámbito geográfico, como en el genético. La primera y más numerosa (unos 12.000 individuos), en donde parece haber tenido su área inicial de distribución, se sitúa en Kazajstán, dispersándose durante el invierno a Turquía, Israel, Egipto y Pakistán. El segundo grupo ocupa el Mediterráneo Occidental; mucho más reducido, en torno a 2.600 ejemplares, se concentra principalmente en los aguazales de la mitad Sur de la Península Ibérica, presentando también poblaciones en regresión en Argelia y Túnez. Según datos históricos la población mediterránea ocupó antaño humedales de otros países ribereños como Italia, Francia, Albania, Grecia, Yugoslavia y Marruecos, incluyendo a las islas de Cerdeña, Córcega y al Archipiélago Balear. En los últimos años se ha reintroducido en Baleares e Italia, y se han establecido pequeños núcleos en Marruecos y Sur de Portugal. 

Problemática actual de la Malvasía en España 

El principal problema de la población mediterránea es el escaso número de individuos con el que cuenta, que apenas llega a alcanzar los tres millares de ejemplares. En este sentido es fundamental proteger in situ a la especie y especialmente a sus hábitats, así como potenciar decididamente los programas de cría en cautividad, reintroducción y fortalecimiento de la malvasía en sus áreas históricas de distribución. Pese a estar protegida internacionalmente, nuevas amenazas se ciernen sobre esta rara anátida. La presencia en Europa de otra especie del mismo género, la malvasía canela (Oxyura jamaicensis), introducida por vez primera en Gran Bretaña en 1952 como ave ornamental y extendida actualmente por gran parte de Europa, amenaza directamente a la población autóctona del Mediterráneo con la que es capaz de hibridar, produciendo una deriva genética de la misma. En 1965 pasaron al Continente Europeo; en 1983 se encontraban ya en la Península Ibérica y en 1992 en Marruecos. Durante ese mismo año ya se habían detectado individuos híbridos de primera y segunda generación en la Península Ibérica. La solución al problema de la Administración conservacionista española está consistiendo en la localización y eliminación tanto de los elementos de la especie foránea, como de los híbridos, habiéndose abatido desde 1989 hasta 1997, a 88 ejemplares (45 puros y 43 híbridos). Un problema añadido es el ocasionado por el propio proceso de hibridación, donde los especimenes resultantes de varias generaciones de mezcolanza interespecífica, adquieren un fenotipo muy similar al de Oxyura leucocephala, (incluso con el abultamiento en la base del pico característico de la misma), por lo que en estas “batidas étnicas” son frecuentes los errores. Pese a estos esfuerzos y otros de carácter internacional que comenzaron en Arundel (Reino Unido) en 1993, la solución al problema parece cada vez más distante al haberse desmarcado durante años los británicos, donde se encuentra el núcleo principal de la especie foránea, de las políticas tendentes al control de estas poblaciones. Por último, cabe destacar la suelta deliberada de ciprínidos como la carpa (Cyprinus carpio) en los humedales donde habita la malvasía, favoreciendo el proceso de eutrofización de los mismos al producir un progresivo enturbamiento del agua. Las Lagunas del Rincón y de Zoñar (Córdoba) son un ejemplo reciente de este fenómeno. En la Cañada de Las Norias (El Ejido), espacio aún sin proteger, se han detectado recientemente a estos ciprínidos lo cual supone un hecho potencialmente peligroso y que debe de ser analizado para evitar problemas ulteriores. Como se ha podido comprobar, se ha producido una notable recuperación de la población mediterránea de la malvasía cabeciblanca a lo largo de los últimos años. Sin embargo, pese a los esfuerzos conservacionistas, ésta continúa amenazada de extinción a escala global, por lo que se deben actualizar, ampliar y corregir las actuaciones tendentes a su protección y conservación. Mantener la integridad efectiva de los aguazales almerienses, que concentran el mayor contingente reproductor del Mediterráneo, será fundamental para el futuro de este singular pato. Así mismo, se podría potenciar un núcleo estable de población en el Norte de África y restablecer, en la medida de las posibilidades, el mapa histórico de distribución de la especie en el Mediterráneo Occidental. Este tipo de actuaciones contribuiría a diversificar los núcleos de población frente a posibles problemas ambientales en las localidades actuales, como serían los prolongados períodos de sequía, procesos de eutrofización u otras situaciones que puedan comprometer el futuro de la misma. Es importante destacar que este tipo de reintroducciones se han realizado con éxito en otras localidades; así, en 1992 se procedió a la reintroducción en S´Albufera de Mallorca de 36 ejemplares. Existen experiencias similares realizadas en otros países de la U.E. como Italia. También se ha trabajado en el refuerzo de poblaciones ya existentes como la realizada en agosto de 1991 en las Albuferas de Adra (Almería).






Fuentes:http://mediomarino.almediam.org/node/97 
http://www.youtube.com/watch?v=OfYt86ihcjU&feature=related

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