Son chubascos y tormentas de extraordinaria violencia, aunque de poca duración y que afectan normalmente a una zona poco extensa. Son frecuentes en las zonas costeras del Mediterráneo, sobre todo entre los meses de septiembre y octubre. Los meteorólogos suelen explicar que la causa de estas lluvias torrenciales son las denominadas "gotas frías".
Formación de la "gota fría"
La gota fría se forma cuando coinciden tres acontecimientos: mar caliente, atmósfera inestable en la superficie y aire frío en altura.
Cuando el mar se encuentra a temperaturas altas, como el Mediterráneo al final del verano que puede llegar a estar a cerca de treinta grados en zonas cercanas a la costa, desprende mucho vapor de agua, como el agua caliente de un baño o una ducha. Si en esta situación llega una borrasca o un frente frío y hay una bolsa de aire frío en altura, se produce una situación de inestabilidad del aire superficial que aumenta conforme ascendemos. El vapor de agua, que el mar libera en gran cantidad, asciende arrastrado por la inestabilidad y se va condensando al encontrarse con la zona fría, formándose una nube.
Esta nube puede ir agrandándose a gran velocidad porque el vapor ascendente encuentra mucha facilidad para subir al encontrarse con zonas más frías, y con este frío va condensándose cada vez más agua. En muy pocas horas se pueden formar grandes nubes tormentosas, del tipo de los cumulonimbos , que aunque no tengan una gran extensión en horizontal, pueden llegar a tener más de diez kilómetros de altura. Estos cumulonimbos descargan una fuerte lluvia, normalmente acompañada de una gran tormenta eléctrica y de granizo.
Desde este enlace tenemos una explicación más visual.
Efectos
Las consecuencias de la gota fría pueden llegar a ser desastrosas, especialmente cuando se encadenan varias tormentas seguidas. Con la gran cantidad de agua caída frecuentemente se producen inundaciones, que en ocasiones no anegan el lugar en que cae la lluvia, sino aguas abajo, cuando las aguas descontroladas se unen a las de otras tormentas y juntas llegan, inesperadamente, a lugares desprevenidos.
El pasado Viernes, 28 de Septiembre, vivimos en primera persona en la provincia de Málaga sus efectos. Casi 8.000 vecinos tuvieron que ser desalojados.
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