El
término caliche se aplica a ciertos
estratos de suelo cuyos granos se encuentran cementados por carbonatos
calcáreos. Existe en zonas con índices elevados de evaporación, casi siempre en
regiones desérticas. La evaporación del agua subsuperficial hace que se
deposite productos químicos en las capas superiores del suelo.
Parece
ser que para la formación de los caliches es necesario un clima semiárido.
Aparecen
los caliches o “calcrete” en las altas superficies estructurales, los
glacis de acumulación y las terrazas fluviales de edad pleistocena (como las
zonas cercanas al Ebro en Zaragoza), están total o parcialmente recubiertas por
la ‘calcrete’.
Algunos
suelos de caliche son muy duros, como la piedra caliza blanda. Otros caliches
son más variables y solo moderadamente duros. En algunas zonas en la que el
caliche es duro, resulta difícil excavar.
En Fuenteventura, también podemos encontrar este tipo de suelo. El paisaje de este sector de la Isla se caracteriza por la presencia de suaves relieves alomados con una densa red de drenaje. Una pátina de color blanco cubre todas las rocas desnudas de vegetación. Se trata del llamado “caliche”, en realidad, una costra formada por carbonato cálcico procedente de la actuación de procesos edáficos sobre las arenas calcáreas formadas por fragmentos de esqueletos de organismos marinos que en el pasado llegaron a cubrir gran parte de la Isla.
Los terrenos donde aparecen caliches, son suelos (Calcisoles pétricos) con excelentes cualidades agrícolas, por lo que tradicionalmente se han utilizado para la instalación de diversos cultivos, en función de la disponibilidad de agua de riego. Este uso agrícola estaba limitado por la existencia de estas costras calizas, que había que quebrantar y eliminar de su superficie, para poder labrar posteriormente los campos. Por otra parte, algunas de estas tierras de cultivo estaban en zonas con cierta pendiente, que había que aterrazar, por lo que la costra caliza era retirada de las zonas de cultivo y luego aprovechada para marcar lindes, construir muros que dieran estabilidad a las terrazas o como piedra de mampostería para construir cercados para el ganado o las viviendas en zonas rurales. Por toda la geografía murciana podemos encontrar restos de estos aterrazamientos, cercados y viviendas rurales, como se pueden observar en el Campo de Cartagena o en las zonas rurales de Mazarrón, Cartagena, Mula, Cieza, Caravaca, Lorca, Moratalla, Jumilla, Yecla, etc.
ResponderEliminarEstas rocas carbonatadas han sido las idóneas para la realización de la cal por un gremio ya en extinción, los caleros. Todavía en la región se conservan algunos restos de los hornos utilizados, por ejemplo en Moratalla.
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